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domingo, 23 de febrero de 2014

Restauración de una mecedora

Las mecedoras siempre me han gustado, ya que suelen ser piezas muy cómodas y acogedoras. Además suelen tener un gran valor sentimental en la familia, lo que hace que a la hora de plantearse un cambio de decoración en el hogar, se intente encontrarle un sitio antes de deshacerse de ellas.

En esta ocasión, mi trabajo consistió en darle un cambio de imagen a la mecedora de "toda la vida", para adecuarla a una decoración más actual, pintándola y dándole un acabado en blanco envejecido.

Esta es la mecedora en su estado original:


Estaba barnizada en color caoba, y parte de este barniz estaba desgastado por el uso. La rejilla del asiento estaba rota en varios puntos, así como alguna tira del respaldo. 
Por eso, antes de comenzar con el cambio de color, se sustituyó el asiento roto por un asiento nuevo de rejilla, y se colocaron unas tiras nuevas en el respaldo que reforzaron las que estaban rotas. También fué necesario ajustar las uniones de la madera de los brazos y balancines, ya que tenían algo de movimiento.


Una vez lista la pieza, lije el barniz y pinté la silla. Esta vez la pinté a pistola, ya que así la rejilla queda mucho mejor . 



Sólo con este toque de pintura la silla parecía una pieza completamente distinta, quedó como nueva. 
Pero como lo que se buscaba era otro efecto, tras respetar el tiempo de secado, apliqué una pátina que le dio el toque envejecido, siendo este el resultado final:



Como se puede ver , nadie diría que la pieza inicial y esta son la misma. Sólo con un pequeño toque se consigue un gran cambio, para seguir disfrutando de ella muchos años más.




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